Los miserables electores

Miserables electores Metalecabeza-MoralescomEscribe: Alberto Morales

Estallan todos los días noticias sobre las actuaciones aberrantes de nuestros legisladores. Un ex-Representante a la Cámara acribilla a golpes a su ex,mujer, aquel Senador es encarcelado porque pactó negocios truculentos en contubernio con algún contratista, el otro acusa de persecución política las denuncias y pruebas contundentes que demuestran sus actos de corrupción manifiesta, este otro suscribe acuerdos bajo la mesa para comprometer su voto a favor de alguna multinacional. Es el desafuero.

Roy Barreras es un caso patético y altamente representativo de lo que significa hoy la clase política colombiana. Ha hecho de todo para merecerlo: es el campeón del tráfico de influencia y del conflicto de intereses, indebida destinación de dineros públicos, violación del régimen del conflicto de intereses, clientelismo desembozado y, por sobre todo, incongruencia política. Ciertamente, ha circulado sin vergüenza por todos los partidos y tendencias, traicionando hoy al que lo acogió ayer y preparando siempre el salto que va a dar mañana.

Roy Barreras es un monumento erigido al “lagartismo nacional”. No conoce fronteras.

Y entonces, todos hacemos parte del corifeo que clama en contra de la corrupción en el congreso, olvidando que todos ellos están ahí porque fueron elegidos. Hubo un considerable número de colombianos que depositaron los votos por ellos y les entregaron esa investidura. Los corruptos tienen electores, miserables electores. Gente que toma esa decisión de elegirlos a cambio de un plato de lentejas, de una copa de aguardiente, de un billete de veinte mil, de un favor minúsculo…Son políticos que tienen ejércitos de patibularios que ejercen como sus cuadros, que los representan en cada esquina, en cada barrio, gente maluca, lagartos como él, corruptos como él, que traman todo tipo de artilugios para persuadir a incautos.

Es hora de señalarlos como lo que son, miserables electores…

La educación política, la dignificación del voto, la construcción de una auténtica responsabilidad ciudadana, no es una necesidad, es un imperativo ético por el que hay que trabajar a toda máquina.

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