Escribe: Dannisol A.B
Más allá de los deseos, sueños o ambiciones, las aspiraciones motivan, son un motor de arranque y mantenimiento de ideas o anhelos que esperan convertirse en realidad. Lo único que necesitas para tener aspiraciones es vivir pues ninguna vida o futuro puede concebirse sin al menos una aspiración y es ahí donde recae el poder de una “buena publicidad”.
La publicidad aspiracional está dotada de motivación y sin importar que tan falsa o verdadera pueda ser, tiene el objetivo de estimular e impulsar el consumo.
Sin embargo, los que creemos en el desarrollo responsable de la publicidad sabemos que dicha estrategia, aunque creativa, es poco ética. Al final no sabes si adquieres el producto porque realmente lo necesitas o porque el afán del estatus y la aceptación social lo reclaman.
Actualmente la publicidad ha implementado muchas y diversas técnicas, estrategias o artilugios (si podemos llamarles así) para captar la atención de diferentes públicos objetivos con llamados a la acción, solidaridad, sentimientos y emociones, responsabilidad ambiental, patrocinios y hasta donaciones, todo con fin el “humanizar las marcas”.
En este orden de ideas, ya en la publicidad, los productos no están en función de sus atributos o suplen sencillamente una necesidad, ellos tienen bondades, valores que “contribuyen y aportan” a la vida.
No obstante, la realidad es otra. La publicidad del tipo aspiracional vende a través de la imagen o del mensaje un “ideal”, un breve y pequeño deseo con la ilusión de saciarse; mientras que la del tipo emocional, se enfoca en los sentidos, en la producción de los sentimientos. Así mismo, cuando aspiramos queremos algo y al emocionarnos, sentimos que ese algo está más cerca de lo que creemos, haciéndolo absolutamente alcanzable.
Por ejemplo, encontramos las estrategias de Marketing y publicidad 100% emocionales como las implementadas por Coca Cola y por la Ford; o las realizadas por Rolex, que tienen todo el toque de las aspiraciones bajo la idea de que al adquirir sus productos, estos darán estatus y se convertirán en un trofeo al ego y la vanidad, aspectos que en los sistemas de creencias, vislumbran los principios diferenciales de la clase y la sociedad.
En síntesis, ¿si lo tenemos todo, a que aspiraremos en torno a la publicidad?
¿Será que las aspiraciones se agotan y la creatividad comienza a disminuir?
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Imagen tomada del banco de imágenes http://www.sxc.hu/
Ilustración: Laura Bonilla