Por: Dannisol A.B
“Si se degrada el periodismo, se degrada la democracia” Ignacio Ramonet
Hace unos días leí el texto de “Castaño a oscuro” de Joaquín Botero en La Silla Vacía, donde comenta muy concretamente los “desaciertos” (por así decirlo) de los trabajos periodísticos de José Alejandro Castaño, e inevitablemente no podemos dejar de hacer un par de reflexiones.
¿Cuál es el mensaje de esta experiencia, si en Colombia la oferta de comunicadores es cada vez más alta?
Reiterativo y penoso que un medio de comunicación no pueda escapar de las garras del clientelismo y el favoritismo para informar veraz y oportunamente, pero que un periodista invente lo que pública es denigrante.
Mas allá de la decepción y la incoherencia que implica el perder la credibilidad y el respeto, es inadmisible que el talento de un profesional de la comunicación se ostente de una manera banal y absurda.
El caso del periodista José Alejandro Castaño tratado en @lasillavacia se parece mucho a la creencia que se tiene de un niño indisciplinado en la escuela, que piensa que todo le puede ser perdonado simplemente por el hecho de ser inteligente y sacar buenas calificaciones. Pero la verdad, aunque a veces parezca ajena a la realidad es que esto, es falso el talento no es suficiente.
Pregunto ¿Por qué?, ¿Por qué?, ¿Por qué?, ¿Acaso todo periodista puede ser escritor pero no todo escritor puede ser periodista? ¿Existe una línea tan delgada entre estos dos oficios? ¿Qué pasó con la conciencia de este personaje? ¿Dónde quedo la ética profesional?
Es triste ver como el pensamiento pierde la batalla ante actuaciones poco honestas, como se alimenta la impunidad en un medio que por esencia tiene el deber de promover la verdad.
De persistir esta tendencia poco a poco el ejercicio periodístico tiende a ser palabra muerta.