Es triste ver que las aspiraciones de los nuevos comunicadores publicitarios se basa en el simple hecho de querer ganar un premio con una agencia reconocida. Piensan que obtener un reconocimiento de estos los hace buenos o malos publicistas y que si no lo logran, no serán tenidos en cuenta en el medio laboral.
Desde mi perspectiva actual, la cual es de un publicista que está iniciando su recorrido laboral, creo que el mejor premio que uno puede obtener es el reconocimiento que un cliente te puede hacer por haber realizado un trabajo estratégicamente bien hecho y enfocado, sin traspasar el límite de lo ético y lo moral, porque ante todo (incluyendo premios) está el respeto al público al que nos dirigimos. Es en la palabra estrategia donde quiero hacer un énfasis en este artículo. ¿Será que es más importante una sola pieza gráfica que la estrategia la cual dio vida a esa pieza gráfica? ¿No tendrían el mismo reconocimiento aquellas personas que hicieron lo posible para llegar a esa pieza gráfica ganadora? La verdad, no creo que necesite 30 años de experiencia laboral para poder saber la respuestas a estas preguntas.
Mi concejo a aquellos publicistas que estamos iniciando una vida laboral, es a que no nos dejemos meter en la cabeza la idea de trabajar duro por un premio o por un reconocimiento individual de alguna pieza específica, ignorando todo el camino estratégico que se necesitó para llegar a esa pieza “ganadora”. Este es un trabajo en equipo, aquí todos somos ganadores y todos somos perdedores. De nada sirve una pieza gráfica “bonita”, si no está enfocada correctamente al público que es o si está ubicada en un lugar donde el target no transita .
Pero tampoco quiero decir que la parte estética de una pieza no sea relevante. Como lo he predicado anteriormente, TODO es importante, desde que se tiene el contacto con el cliente hasta que se hace la producción. Es mas, soy fiel seguidor de la dirección de arte, de ese sexto sentido de la estética, de ser lo más detallista posible con todos los elementos que una pieza pueda tener, de llegar lo más cercano a lo perfecto. Pero esto no quiere decir que sea el punto máximo para resaltar de una campaña o sea lo único de lo que un publicista se pueda sentir orgulloso. Todo el trabajo que se realiza es importante y de todo hay que sentirse satisfecho.