La sociedad está desmoralizada. En la lógica de Victoria Camps la sociedad no tiene moral. Lentamente y de manera sistemática la ausencia de valores se fue infiltrando en la vida cotidiana y hoy esa ausencia de moral se convirtió en el relato dominante. En lo fundamental, todo esta permitido.
Y ¿qué tiene que ver la publicidad?
¡Tiene que ver! en tanto la comunicación publicitaria se abstiene de mirar lo que está pasando. La publicidad se comporta a la manera autista… no mira, no piensa, no dice, no actúa. La publicidad pareciera transitar por una realidad paralela a la realidad real. El jingle es un estruendo simplista, el texto es un lugar común, el mensaje no es mensaje, es información.
Ese autismo es cómplice.
La publicidad tiene el imperativo de hablar en términos comerciales, si, en términos de imagen pública, si, pero también en términos de realidad.
Un compromiso con la ética es una buena manera de empezar…
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