Estos temas de la comunicación perceptual se me están convirtiendo en verdaderos axiomas.
Cada día que pasa me persuado más de la diferencia existente entre la realidad real y la manera como la gente percibe los hechos.
Para la muestra las encuestas:
¿Cuál es la razón para que en el lapso de 30 días las gentes cambien sus percepciones sobre cómo va una ciudad, o modifiquen sus índices de optimismo, o califiquen a sus mandatarios de manera diferente, si en términos reales, objetivos, científicos, esas ciudades o esos mandatarios no son substancialmente diferentes a lo que eran 30 días antes?
Los sicólogos cognitivos dicen que la gente percibe la realidad anclada en sus sistemas de creencias.
Un ejemplar del Corán puede ser mirado en diferentes perspectivas:
Como MI libro sagrado.
Como UN libro religioso.
Como un libro CUALQUIERA,
Como un cúmulo de hojas empastadas que pesan por ejemplo 780 gramos.
En la mirada que tu tengas de ese libro subyace a su vez las reacciones que tienes respecto de él.
Si alguien lo escupe por ejemplo y es TU libro sagrado, entonces entras en cólera y puedes llegar a agredir a quien lo hace.
Si sólo lo ves como un texto religioso, criticarás la intemperancia del agresor, pero si lo ves como un cúmulo de hojas no tendrás ninguna reacción.
Cuando lo que tu comunicas no encaja en el sistema de creencias de tu público objetivo, entonces la comunicación no se da, es inane. Si encaja, entonces se produce de manera efectiva un proceso comunicacional.
Los sistemas de creencias, la cultura de los grupos objetivos resultan vitales a la hora de comunicar, pero si el gestor de la comunicación se sube en un pedestal, asume que eso le importa poco o nada, que quien tiene la verdad es él. Si no tiene en efecto respeto por su interlocutor, si no quiere aprender de él, entonces no es probable que protagonice ningún tipo de comunicación efectiva.
