Escribe: Dannisol A. B
La coherencia es vital a la hora de comunicar pues la aprehensión y el interrelacionamiento de las personas no son sólo responsabilidad de la eficacia del mensaje.
Cuando hablamos de coherencia, decimos que va más allá, que es una cuestión de congruencia con el contexto, la historia, el entorno, las creencias de las personas y sus expectativas mediadas, claro está, por sus condiciones socio-económicas y culturales.
En este sentido, la comunicación puede pensarse ampliamente y exige la concertación de los medios, los códigos y los ruidos para alcanzar un estado de información mínimo que inicie o impulse la realimentación de nuevas percepciones y aprendizajes para el desarrollo interpersonal y colectivo.
Hoy en día, en cuestiones de publicidad política, la coherencia no se da, ha sido ajena y posee una tendencia a desinformar tan abrumadora que provoca tedio y pereza. Ciertamente así, el discurso no gana adeptos, pero si detractores, y aunque ocurra todo el tiempo, no hay razón para acostumbrarse a ello, pues sería como volver al oscurantismo de la edad media.
Por ejemplo, la incoherencia dentro de una organización repercute en el clima laboral, en la percepción del negocio y en la ineficacia de los objetivos y metas propuestas, pues ésta representa la falta de linealidad, liderazgo y articulación de las distintas áreas que la componen.
La falta de coherencia y comunicación quiebra negocios, destruye relaciones y obstaculiza el progreso. Una administración carente de éstas, representa la perdida sustancial de clientes, poco reconocimiento en el mercado, deficiente reputación y credibilidad.
No se puede alcanzar el éxito si no nos apropiamos de dicha actitud. Nuestra empresa o proyectos serán exitosos en la medida en que nosotros, como columna de ellos, seamos consecuentes en la idea de su construcción; no basta con pensarlo o decirlo, debemos hacerlo posible con nuestras acciones y capacidades profesionales y personales. Imaginemos un hilo que todos, desde el cargo de mayor cuantía hasta el de menor, sostenemos, llevamos y tejemos; si se revienta, se fractura la confianza, la comunicación y por ende el engranaje que hace posible que todo marche según el objetivo trazado.
Quién diría que una palabra tan simple puede encerrar tanto poder. Aunque no lo crea, la coherencia conecta, es lógica y consecuente en todos los sentidos y aspectos de la vida; actuar o vivir coherentemente implica que tus pensamientos, sentimientos y acciones estén en armonía y sean consistentes con tus proyectos.
Piénsalo, analízalo y descubre tranquilamente, a través de una observación consciente, cómo todo lo que ocurre a tu alrededor tiende al éxito o al fracaso por falta de coherencia. Los ejemplos más visibles los puedes encontrar en la política, la historia, la publicidad de las marcas y en las empresas grandes o pequeñas que conocimos y que ya no existen.