Escribe:Catalina Morales
@cattamv
En julio de 2014, Colombia se detuvo con la llegada de tienda de café Starbucks , las filas para comprar una bebida superaron las expectativas, fue trending topic y los medios hicieron noticia, los comentarios positivos y negativos no dieron espera.
El grande de las tiendas de café llegaba a imponerse en el país de Juan Valdez y la nación del mejor café del mundo, Howard Schultz, empresario y miembro de la compañía, aseguraba que:
“Nosotros no tenemos ninguna patente de lo que hacemos y todo lo que hacemos puede ser copiado por alguien más. Pero no se puede copiar el corazón y el alma y la consciencia de una compañía”
¿Una frase para una lección del poder de la marca?
Siempre habrá alguien más que venda café, seguros, vinos, quesos, carros, consultarías, desarrollos, etc. No hay nada que usted pueda hacer que su competidor no esté en capacidad de hacer, una vez se tenga claridad de ello; el foco de calidad, el servicio al cliente, la innovación, entre otros, alcanzarán un status quo de mejora continua, y la marca subirá el escalón para empezar a liderar la batalla comercial.
Sin embargo, la era de las marcas se vive bajo un escenario de guerra en medio del poder de los cultumidores, los consumidores de hoy, por lo tanto es inevitable que la percepción de los públicos determine las posibilidades del desarrollo de su negocio.
La marca es un aliado para hacer más, pues ya no se trata solo de vender, se trata de simpatizar de identificarse, de ser y hacer algo más que una etiqueta. Es tiempo de construir una personalidad pública de marca, darle identidad y desempeñarse acorde a ello; en tanto, es hora de humanizar las marcas, compartir sus valores y demostrarles a todos los competidores que pueden ser diferentes a pesar de tener los mismos productos.
