Me ha llegado un mail de esos que circulan y recirculan, en donde un amigo me remite los tres mejores comerciales del mundo. ¿Que los hace ser los mejores? me pregunté
El primer es un comercial chileno con un tono muy testimonial en donde una cámara oculta muestra a un hombre en silla de ruedas que reparte un volante a conductores en medio dekl atafago del tránsito. Cada que el hombre entrega el volante, el que lo recibe procede a ponerse el cinturón de seguridad. Al final del comercial el televidente lee el contenido del volante: Yo tampoco me puse el cinturón de seguridad.
En el segundo, (es español) una niña observa desde la ventana que ha llegado su familia. Corre y empieza a cortarse el pelo. Abre la puerta y sus padres y hermano se sorprenden al verla “trasquilada”.
La niña ha guardado en una bolsa su pelo y se lo regala al hermano que llega de terapia y está calvo. El locutor dice: “no te pedimos más de lo que puedes dar”.
El tercero es colombiano. En el kinder una niña raya con brusquedad y al revés, unas palabras incomprensibles. Todos los niños hacen dibujos. Hay disolvencia y la niña aparece llevando el papel a su mamá que es ciega. Por el reverso, el texto queda en alto relieve y dice “te quiero”. La mamá lo “lee” con sus dedos. Es una compañía telefónica que invita a comunicarse.
Y se me antoja reflexionar que hay aplicados allí unos principios propios de la comunicación perceptual… son comerciales con tono intimista, muy personales, que apelan a emociones básicas, primarias del ser humano y que tienen un “sabor” de contradiscurso. Ahi se alude a lo que llamo el “cultumidor”.
Cada dia tengo más claridad.