Desde las reflexiones que nos llevaron a la estructuración del Modelo de Comunicación Perceptual, encontramos una especie de contradicción: mientras las tecnologías de la comunicación protagonizaban enormes cambios, los modelos de construcción de los mensajes no solo parecían estancados, sino que incluso retrocedían.
Hable con algún publicista hoy o un profesional del marketing, hable con un comunicador social, y le especularán con “posicionar la marca”, “posicionar el producto” o hacer “comunicación para el desarrollo”. Puede que revistan esa afirmación con la jerga propia del manejo de las redes sociales y las herramientas digitales, pero están anclados ahí, en “el posicionamiento” y la “comunicación para el desarrollo”, dos escuelas que tuvieron su auge en la década del 70 del siglo pasado. ¡Hace más de 50 años!
Están detenidos en el tiempo. Fórmulas obsoletas han hecho que los mensajes publicitarios se olvidaran de comunicar y se redujeran a elaborar mensajes informativos. Trabajan para satisfacer el ego de los planners, los comunity managers, pero no para desencadenar procesos estratégicos auténticamente comunicacionales.