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Escribe: Alberto Morales
@jacopobelbo51
Queremos explicarle su significado
Estamos hablando de Comunicación y Marketing, pero al incorporar la palabra CULTUMIDOR a nuestras reflexiones es razonable que surja una confusión: Acaso ¿entendemos por CULTUMIDOR al consumidor de cultura? Un target específico de personas ¿qué compran no solo expresiones sino manifestaciones y productos culturales? No.
La reflexión va mucho más allá.
Decimos que los clientes, los grupos objetivos, que tradicionalmente han sido tratados y definidos como “sujetos económicos” y “sujetos sociales”, son mucho, muchísimo más que sus ingresos y el barrio en el que viven. No creemos en la denominada segmentación socioeconómica. Decimos que los grupos objetivos son, por sobre cualquiera otra consideración, fundamentalmente PERSONAS.
Entendemos que las Personas (así, con mayúscula) se relaciona con el mundo, con su mundo, a partir de sus sistemas de creencias. Las creencias permiten que las personas “vean” sus propias realidades.
El artículo de la antropóloga británica Mary Douglas: “Ni loca me pondría eso”, operó en nosotros a la manera de una revelación. ¿Qué hace que lo que para unas personas sea totalmente satisfactorio, para otros no lo sea? . ¿Por qué una blusa verde puede ser hermosa para una persona, y “horrorosa” para otra?. ¡Son los sistemas de creencias!
Hemos trabajado alrededor del tema y esclarecido que las creencias se configuran en medio de los entornos culturales (cultura no es sólo la obra de teatro, el concierto o la pintura). Son los entornos culturales, con sus historias, sus relatos, sus costumbres, sus mitos, los que dan forma a la manera como las personas interpretan todo aquellos que escuchan y que ven, todo aquello con lo que se relacionan.
Al decir CULTUMIDOR, estamos afirmando que las personas cuando compran están diciendo en qué creen. Discernir entonces en torno a las creencias de los grupos objetivos vistos como personas, da un nuevo sentido a la comunicación, desencadena más eficiencia y esclarece que el acto de consumo es, realmente, un acto de CULTUMO.
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