La publicidad sexista no es para cualquier producto, ni mucho menos sirve a todas las marcas, es más, podría creerse que es de mal gusto pues vender entretenimiento bajo una estrategia sexista es como caer en una tendencia pobre de la publicidad y obviamente, carente de creatividad.
El entretenimiento no es sólo sexo. ¿Qué sentido tiene reducirlo a ello? Una mujer con poca ropa no habla de tu producto ni mucho menos de la calidad del mismo, a menos que estés ofreciendo un útil y mágico juguete que inventa mujeres de cuerpos perfectos para ser el objeto de deseo de sus espectadores.
Por ejemplo, este comercial de “Guía Direct Tv del 2001”, el cual dista mucho de ser una joya publicitaria, es muy básico y simple, no posee un desarrollo creativo ni innovador, sólo se dirige al género masculino. En él, el protagonista no es el producto sino la modelo en paños menores que habla de manera pausada y provocativa sobre los servicios y beneficios de tener Direct Tv .
Cabe preguntarse cuál era el objetivo de esta publicidad, qué es lo que quiere vender, ¿la modelo, o un ¡canal hot!?
La publicidad sexista como cualquier otro tipo de publicidad, por lo menos, tiene la responsabilidad de ser inteligente y creativa, de no serlo es pobre, denigrante y obsoleta se convierte en un insulto para su público objetivo y potencial. Y con ello no me refiero a aspectos morales.
El pecado de algunas publicidades es no cuidar los detalles, mismos que hacen a la gente percibir un mensaje desarticulado de la intención real del spot comercial, la pieza gráfica y /o el producto. Es así como surgen una polémicas negativas en donde, si no es censurada la campaña, se califica de obscena. Por ello es importante que la imagen no tienda a la generación de suspicacias, pues recordemos “el mundo es como cada quien lo mira”.
En este sentido, la reciente publicidad de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE) en España lo demostró con el slogan de su campaña: “Uno de cada tres quiere tocarte . Déjate” y la imagen que usó -algo tímida pero muy sugestiva.
Dicha publicidad no tenia la intención de ser sexista pero así se percibió y hoy asume las consecuencias, retirando las piezas, excusándose con sus clientes y el resto de la población española.
Ahora ¿porque una publicidad de un tema sencillo cae en el juego de las interpretaciones sexistas?
¿A quién corresponde la lectura sexista en una publicidad? ¿Al consumidor como público o al publicista como creador y estratega de la campaña? o ¿A ambos?.
¿Tú que crees?