Por: Catalina Morales V.
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La semana pasada, gracias al rescate de la niña raptada en Bogotá, la Policía Nacional de Colombia reafirmó con evidencias el significado de los beneficios de las redes sociales. No fue extraño que esa institución felicitara a la ciudadanía por su participación en una temática de interés colectivo.
Durante todo este proceso, la Policía Nacional realizó una gestión con responsabilidad, tanto en la instancia del rescate, como en su cercanía con la comunidad.
Debo destacar mis respetos por el community manager (Fermín Gélvez, segundo al mando de la oficina de medios digitales) que, en medio de un descomunal número de trinos y comentarios en redes sociales (1.270.000), depuró asertivamente la información que ayudó a dar con el paradero de la menor.
Sin embargo, dentro de esta historia está también una madre de 14 años y un padre de 27 que, hablando de responsabilidades, tiene hoy al ICBF encima de él, como consecuencia de investigaciones que sugieren una posible violación a la madre, pues ella es menor de edad.
Soy mujer, pero esto me suena a demasiado feminismo y hasta una tergiversada versión del mismo. Se supone que ella, por ser mujer, no tuvo nada que ver en la relación sexual, mientras él, por ser hombre, cometió: “acto sexual abusivo con menor de 14 años”.
Vean, las mujeres por ser mujeres no somos puras, ni santas, ni inocentes, y eso menos lo podemos pensar en un país que presenta indicadores[1] tan drásticos como que 1 de cada 5 mujeres entre 15 y 19 años está embarazada y el 19.5% de esa población ya lo estuvo anteriormente.
Si, la madre de esta historia es una menor y debemos protegerla; pero ante un caso que se destaca públicamente, que tiene semejante cantidad de repercusiones en los medios de comunicación y que evidencia un padre al pie del cañón, una madre que llora frente a las cámaras inconsolable, una fotografía de la menor que le dio la vuelta al mundo y salió del celular del padre, ¿es razonable la respuesta del ICBF en el sentido de hacer público que abre una investigación preliminar al hombre?
Aunque estoy de acuerdo con el Director del ICBF, Diego Molano, cuando dice que: “No es normal que una niña de 14 años tenga un bebé, que una menor tenga relaciones sexuales a los 13 años”, no menos cierto es que resulta oportunista la obsesión mediática del funcionario, y el aprovechamiento de estas circunstancias para procurar que su institución brille a costa de la reputación de un ser humano.
Claro que es responsabilidad del ICBF investigar en qué condiciones se presentó esta relación, al igual que todas las relaciones que se salgan de los parámetros normales del Bienestar del Familiar, pero debe hacerlo con parámetros de respeto y la dignidad.
Quiero ver qué tan responsable es el ICBF con los resultados de esta investigación, cómo esclarece las condiciones de la relación del padre de Alison, si la bebé es producto de un embarazo acordado, cuál es el contexto, para ayudarnos a entender por qué América latina tiene las incidencias más altas de embarazo adolescente en el mundo.