Escribe: Alberto Morales.
La Universidad EAFIT viene realizando desde el año anterior una estrategia de comunicación pública orientada a desencadenar una gran discusión sobre la ética en el campus.
Sobre la base de que la cultura del avivato, entronizada en las raíces de la antioqueñidad, distorsiona toda escala de valores, se vienen dictando conferencias, haciendo conversatorios, cine foros, publicando piezas que (desde gracejos, frases populares, aforismas y expresiones lanzadas por personajes conocidos) convocan a “atreverse a pensar”.
Se han mezclado frases que van desde “El vivo se come al bobo”, “Yo no lo engañé, él se dejó”, pasando por “la corrupción es inherente al ser humano” o “eso de la ética es para los filósofos”, con expresiones propias de la jerga estudiantil, preguntando siempre: ¿ Y tú qué piensas?
La reflexión sobre la ética ha sido planteada por esta universidad como “una propuesta con urgencia que hace EAFIT”.
Ciertamente la estrategia ha tenido resonancia. Editoriales de periódicos regionales, columnistas de opinión, dirigentes empresariales, comunidades educativas, gobiernos locales y regionales, han invitado a la universidad para que dé a conocer la consistencia de la estrategia, y algunas han decidido incluso replicarla en sus propios territorios y escenarios.
Y entonces, JJ Rendón que es el autor de la frase según la cual “eso de la ética es para los filósofos”, frase documentada y archiconocida en tanto el personaje hizo la afirmación en una entrevista concedida a María Jimena Duzán para la revista Semana, ha decidido que la universidad debe “prepararse para la demanda”.
Según él, la frase ha sido descontextualizada.
Eso no es cierto. Vea un resumen apretado:
JJ Rendón expresa en la entrevista aludida haber ejercido, como “Consultor Político” en los últimos 25 años, y su definición del oficio es bastante contundente “estoy en el negocio de que el tipo gane”. Como para él, el fin (que su cliente gane) justifica los medios, entonces entra en la entrevista el tema de la propaganda negra, y él explica que “si tengo papeles e información, sustentados y objetivos, me le voy al cuello (al competidor) y lo hago trizas. De eso no te quepa la menor duda”.
María Jimena le hace saber que si fue eso lo que hizo con el Partido Verde y su campaña de desprestigio a Antanas Mockus y el plantea que no sólo lo que hizo fue incorporar estrategia a la campaña del Partido de La U, pues en Colombia no se sabía de eso toda vez que las campañas estaban secuestradas por los encuestadores, sino que “te aseguro que todo lo que hice fue legal. Ahora, si no les gusta lo que yo hago, ¡pues cambien la ley!”. Blanco es, gallina lo pone. Para el taimado de JJ, estrategia es lo mismo que propaganda negra, que desprestigiar al competidor.
Mesiánico el muchacho, no se inmuta cuando María Jimena le replica que no todo lo legal es ético. Y le responde sin ruborizarse: “Un momentito, eso de la ética es para los filósofos. Soy pragmático de nueve a cinco y hago poesía y filosofía y letras de las cinco para adelante. La película mía es la de ganar elecciones”.
Todo está permitido si se cumple el objetivo de ganar.
Pero como para la imbecilidad no hay remedio, minutos después María Jimena Duzán le pregunta a propósito del contrato que tiene en ese momento con el candidato Luis Pérez: A ver si entiendo: ¿usted primero desprestigia a los políticos y cuando pierden, ellos lo contratan de asesor? y él… orondo y lirondo le responde “Pero si eso es un tema ético. Yo le afecté la carrera política a Luis Pérez. Si después de esto me pide que lo asesore, ¿cómo no le voy a ayudar?”.
Ese es el contexto. Todas sus afirmaciones describen de manera meridiana el tipo de personaje que es y la visión ética con la que asume su oficio.
Ciertamente puede demandar, puede llorar, puede gritar, pero no sólo lo dijo y lo reafirmó, sino que su vida misma es un monumento erigido a la aplicación minuciosa y consciente del significado de su frase.