Escribe: Catalina Morales
Leyendo las noticias sobre los temas de las comunicaciones, la publicidad y el marketing, fui a dar con una reseña de un articulo de Robin Kent, consultor de Fearless Group y anterior CEO de Universal McCann.
El tema me pareció desafiante y me llevó a la búsqueda del articulo. Se trata de “Should Digital Video Commercials Come with Subtitles?” (¿Deberian los videos digitales venir con subtítulos?
Este texto, como verán en la reseña, pone sobre la mesa de discusión la posibilidad de usar subtítulos como herramienta de reducción de costes y ampliación de cobertura de las iniciativas publicitarias en video, especialmente las que se moverán en redes y en el universo online.
Sin desacreditar la propuesta que se fundamenta en un item netamente económico, me pregunto: ¿Hasta dónde llega la responsabilidad de los publicitarios?
La relación de los publicistas con las marcas, con la manera como proyectan su personalidad publica, tiene que ser muy seria.
Nos está proponiendo una alternativa que descarta las raíces culturales y la diversidad que enriquece al mundo, y para rematar, identifico en estas lineas una iniciativa que nos retrocede décadas, y reafirma la acusación de facilismo con la que tachan en general el ejercicio de los publicitarios, y nos despoja de herramientas para levantar la cabeza y decirle al mundo que Finkielkraut no tenia la ultima palabra cuando hablo sobre la derrota del pensamiento.
El autor plantea situaciones genéricas en casos como el de india, con 22 lenguas reconocidas en su territorio, como si lo único que diferenciara a esas múltiples culturas fuera unicamente su idioma, como si las tensiones entre hindues y musulmanes fueran una cosa de semántica.
Su propuesta parece ignorar que la comunicación también se hace por medio de la imagen, e invitaría a suponer que una mezquita significa lo mismo para estas 2 creencias.
Queda una como “boquibierta” cuando lee este tipo de propuestas, y mas si observa a nivel global cifras de hasta 27.000 comunidades que se agrupan basados en distinciones etno-lingüisticas, por credo, etno-culturales, entre otros.
La web no puede ser entendido como un medio en el que se reciclan piezas audiovisuales y se reducen presupuestos. No, la web es un escenario para propuestas revolucionarias que fomenten la disposición al cambio. La internet ya no es una tendencia sino que es un a dinámica de gran impacto en las culturas, y toda iniciativa que se mueva por este atractivo medio, es una oportunidad para que los cultumidores, los seres humanos que consumen, puedan convertir la información en conocimiento.
Cuando el señor Kent recoge la información según la cual cada minuto se suben a youtube 48 horas de contenido, la respuesta no puede ser “unámonos a banalizarlo todo”, por el contrario, es justo el momento para responder al reto de este nuevo mundo que se mueve a una velocidad frenética, y romper el estigma de que por la web sólo transita lo fútil.
No estoy de acuerdo con que la buena publicidad vale muchos millones, aunque reconozco que la mala también pueden manejar presupuestos extraordinarios. Sin embargo llegar a considerar los subtítulos como solución que ayude a los consumidores a ver y entender un mensaje que no fue ni siquiera escrito o pensado para ellos, me parece, por el contrario, dilapidar el dinero.
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