El que no conoce a su cultumidor hace publicidad de cualquier manera

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Justamente en una época donde la obsolescencia no está a la vuelta de la esquina sino a un paso, buscamos en el pasado la “inspiración” para el presente, sin pensar realmente en el futuro de la publicidad y sin medir las consecuencias.

Es muy fácil “meter la pata” cuando no prestamos atención a los detalles, aunque parezcan muy obvios, los hechos demuestran que se piensan muy poco.

Las acciones publicitarias como el comercial del detergente chino, es una de las pruebas más recientes que evidencia la falta de responsabilidad social e inteligencia de la publicidad, una falta de tacto frente al target y los públicos objetivos. Incluso, resulta penoso, más que irritante, el desconocimiento de los publicistas alrededor de las personas, aspectos y variables asociadas al producto y la marca.

Publicidad mal pensada
Publicidad mal pensada Foto:Captura de vídeo

¿Qué tan creativo es el comercial del detergente chino? lavar en una lavadora a una persona afrodescendiente manchada de pintura, con actitud seductora, para sacar después a un “sexi” asiático, inmaculadamente limpio. Dicho esto, ¿cómo no podrían los espectadores pensar en el racismo? ¿Qué tan difícil era que saliera el mismo afrodescendiente pulcramente limpio y sin manchas? ¡Imagínense!

Si bien el comercial fue inspirado en el spot del detergente italiano “Coloreria” de hace 10 años, la marca de detergente china  jugó a perder, su publicidad no fue chistosa ni generó empatía entre sus potenciales clientes.

De cierto modo, es inevitable el no cuestionar la manera como se han empleado los conceptos publicitarios de hace una década, sin siquiera adaptarlos a la realidad actual y el desarrollo sociocultural del público al que piensa dirigirse, desconocer los estudios de mercado y multiculturalidad existentes que dan datos concretos y precisos del comportamiento del cliente, sus características, criterios de elección, percepciones y creencias es absurdo. Restarle valor a esta información es un descuido inaceptable para la imagen de una marca y su desarrollo como empresa.

Aún no es comprensible cómo se vende una idea tan superficial del lavado y cómo la compran, en tiempos donde las marcas, sin importar el tamaño, tienden a la asociación de valores para generar mayor empatía con el público objetivo, crear estrategias que humanicen la marca y le otorgan personalidad.

La publicidad en la actualidad no puede permitirse ser laxa, debe tener ética y ser responsable.

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