PIENSO QUE LLEGÓ LA ERA DE LA COMUNICACION PERCEPTUAL.

 

 Si no re-pensamos este oficio, nos van a sacar del ring.

La más elemental definición de comunicación podría expresarse en dos palabras: “hacerse entender”.

La comunicación, desde luego, difiere de la información. La comunicación en términos técnicos y estratégicos opera por objetivos. Se pretende que la comunicación “logre” un resultado. Se busca llegar a ese resultado.

 Es la búsqueda de objetivos la que ha venido sofisticando esta técnica (la comunicación no es una ciencia exacta).

 Y es una sofisticación razonable merced a la existencia de una variable que los racionalistas parecieran haber echado en el olvido: los públicos objetivos son personas, sujetos susceptibles de pensar en la perspectiva de sus propios sistemas de creencias, de sus propias culturas.

Así, es la naturaleza del ser humano la que ha obligado a re-pensar la técnica de la comunicación. Ese re-pensamiento se ha venido nutriendo de múltiples disciplinas: La sicología desde luego, pero también de la antropología, de la etnografía, de la sociología, de la semiótica, de la filosofía.

 Y todos estos aportes resultan más que necesarios en la medida en la que se descubre que el sujeto de la comunicación puede desencadenar “interpetaciones” subjetivas de lo que se le está comunicando. Puede terminar entendiendo algo diferente a lo que se le pretende comunicar, reaccionar de manera diferente a como se quería que reaccionara, en últimas, puede terminar no entendiendo, para que regresemos al primer enunciado.

 Y es que, en tanto personas, los públicos objetivos pueden establecer barreras contra lo que se está comunicando, poner límites para que otras creencias no ingresen al círculo de su pensamiento. Barreras que pueden ser desde fisiológicas hasta sicológicas. Los sistemas de creencias obstaculizan la receptividad de la comunicación. Hay también barreras semánticas y barreras filosóficas. Es por ello que hubo necesidad de poner el énfasis en la percepción, en tanto el gran aporte de la escuela sicológica cognitiva estriba en descubrir que el mundo ES como la persona lo mira.

 La realidad-real no existe, la realidad es como la gente la percibe. Un mismo hecho puede ser visto – es visto – de manera diferente por diferentes personas.

Hay unos factores que influyen en la percepción. La selectividad es el primero. Parece una verdad de perogrullo pero el universo individual se mueve con fundamento en selecciones.

No todo le interesa a todo el mundo. Las experiencias individuales también demarcan territorialidades a la percepción, los condicionamientos, los estímulos distantes, los estímulos próximos, las interdependencias, en fin.

Se han venido estudiando asi mismo las “acentuaciones perceptivas”, que permiten entender de manera más clara la poderosa influencia del entorno social y la cultura en la configuración e incluso alteración tanto de las percepciones individuales y colectivas, como en la construcción de “relatos dominantes”, verdades aceptadas, paradigmas.

 El mundo ES como cada quien lo mira.

 George Lakoff es un lingüista cognitivo que ha dedicado buena parte de su vida al estudio de los sistemas conceptuales humanos. Lakoff desarrolló la teoría del “pensamiento metafórico” que ha sido decisiva para la comprensión del fenómeno según el cual la forma en que percibimos y actuamos sobre el mundo impide la existencia de verdades absolutas, pues toda verdad es “culturalmente relativa”.

 Este revolucionario concepto tuvo un severo impacto en el mundo académico de las matemáticas en la década del 90. Giles Fauconnier enriqueció tal concepto a partir de su teoría del ”espacio mental”, en la que expresa que el espacio mental de cada individuo no contiene una representación fiel de la realidad sino que contiene un modelo cognitivo idealizado.

Lakoff ha sido categórico en afirmar que todas las palabras se definen en relación con marcos conceptuales. “Cuando se oye una palabra se activa en el cerebro su marco o su colección de marcos. Cambiar el marco es cambiar el modo que tiene la gente de ver el mundo”, de ver SU mundo. Si, señoras y señores, la batalla ahora es en el territorio de las percepciones.

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