Escribe Alberto Morales.
En un escenario en el que el cambio es la constante es necesario replantearlo todo. La velocidad del cambio sugiere acertadamente que aquello que funcionó ayer no necesariamente funcionará hoy y definitivamente no funcionará mañana.
El marketing por ejemplo, necesita pensarse más, replantearse, construir nuevos paradigmas.
De eso es de lo que quiero hablar hoy.
En un escenario en el que el cambio es la constante es necesario replantearlo todo. La velocidad del cambio sugiere acertadamente que aquello que funcionó ayer no necesariamente funcionará hoy y definitivamente no funcionará mañana.
El marketing por ejemplo, necesita pensarse más, replantearse, construir nuevos paradigmas.
Hemos dicho que las nuevas segmentaciones surgen a partir de las culturas. El cliente es una suma de creencias y pensamientos que determinan sus relaciones con el mundo.
El marketing, que no es nada diferente a un sistema de relaciones con los clientes, tiene necesariamente que pensarse en términos de Comunicación Perceptual.
El profesor Raul Peralta Fortuny incorpora una serie de afirmaciones en torno a los mercados, que brindan interesantes elementos de juicio para las discusiones que queremos impulsar en torno al concepto de la Comunicación Perceptual.
No podemos perder de vista por ejemplo que los mercados son personas, que se trata de conjuntos de individuos, seres humanos con capacidad de decisión propia. Esto entraña siempre una carga de subjetividad.
A su vez que las percepciones son la base del conocimiento y de la toma de decisiones.
Las personas físicas toman sus decisiones en función de cómo han seleccionado, organizado, elaborado e, incluso manipulado la información que reciben del exterior. Es la percepción, el conocimiento o sensación interior que resulta de las impresiones materiales hechas por los sentidos. Para quienes tienen que tomar una decisión, ya sea por cuenta propia o en representación de personas jurídicas, LA REALIDAD OBJETIVA NO EXISTE, LA REALIDAD ES LA QUE HAY EN SU MENTE
Con muy buen juicio expresaba Gabriel García Márquez a propósito de la publicación de sus memorias, que las cosas nunca son como fueron sino como uno las recuerda.
Es a través de la percepción que los seres humanos vemos nuestro entorno y lo que ocurre en él, y las decisiones se toman siempre con base en nuestra forma particular de verlo.
Resulta fácil entender entonces cómo las confrontaciones de marketing ocurren en la mente de las personas físicas que toman las decisiones a favor de una oferta o de otra. La mente es el centro de mando y control de los seres humanos, por tanto es allí desde donde salen las órdenes, unas órdenes absolutamente condicionadas por la cantidad y forma en que se ha almacenado la información recibida. En marketing la objetividad no es más que la subjetividad más generalizada.
El marketing es sobre todo una confrontación de percepciones que los clientes han guardado sobre los bienes y los servicios que se les ofrecen
El producto que triunfa no es necesariamente el mejor sino el que es percibido como el mejor por el mayor número de clientes potenciales.
Lo fascinante es que no puede configurarse ninguna percepción al margen del sistema de creencias, de las culturas.